Más de una vez en los últimos tiempos me he sorprendido
preguntándome cuándo y cómo cerraría esta ventana abierta al mundo, con qué
palabras clausuraría para siempre un sitio donde me propuse ejercitar el
músculo literario sometiéndolo a la inmediatez del medio y a un principio
elemental de disciplina de la reflexión.
No haré ningún balance: ahí queda mucho de lo que he sido y de lo que hoy soy, y también de lo que pude haber sido y de lo que nunca seré. Redacto esta esquela con un extraño desapego, casi con
alivio, como si me hubiera desembarazado al fin del compromiso íntimo de
mantener la expectativa de esta alforja sine díe, o como si mi propio aliento adivinara
en sus retales futuros, en los que no afronté, en los que aún estaban por
venir, la búsqueda de otro molde menos urgente, la discreción de una vasija más sabia
donde poder verter la nueva fe de su destino perezoso.
Gracias por todas las visitas, las asiduas y las fugaces, las
que fueron y las que serán, y también por los eventuales comentarios que han alimentado el encuentro.
Gracias por la complicidad y por la paradójica virtud que
ampara el desacuerdo.
Gracias por la compañía, por la soledad, por el misterio,
por la vida.
Salud!
jueves, 13 de junio de 2013
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4 comentarios:
Pues personalmente te echaré de menos por aquí, aunque uno sabe que el agua que se derrama siempre sale por un sitio o por el otro. Buscaremos por dónde.
Me apena esta despedida.
Me pareces un magnífico escritor. Y no sólo por lo que he encontrado aquí, que también, además por todo lo que he tenido el gustazo de leerte.
Lo mismo digo: gracias por la complicidad.
Yo también echaré mucho de menos está ventanita para leerte, pedro. Qué le vamos a hacer, ya se sabe que todo lo bueno tiene siempre un final. Avísanos de otras ventanas que se abran para seguir teniendo el placer de leerte, ya sea en forma de retales o vestidos completos a estrenar.
Salud, amigo!
M.A.O
¿Y si volvieras a escribir unas letricas?
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