sábado, 17 de noviembre de 2018

Dios no toma decisiones.
Dios vigila su obra desde la atalaya de la eternidad, soberbio en la distancia de su instante perpetuo, instalado en ese absoluto que no conoce el antes ni el después de los hombres, reacio a cualquier signo de debilidad que pudiera corregir su perfección, su grandeza.
Dios olvidó a sus criaturas tras el séptimo día, por más que sus criaturas, a lo largo de los siglos, lo invoquen y lo utilicen y lo inventen.

No hay comentarios: