Hace unas semanas, el 17 de mayo, murió el poeta Mario Benedetti. De repente me acordé de la tarde de invierno en que descubrí por primera vez sus versos, hace de esto tantos años que no pienso perder mi tiempo en contarlos: el caso es que estaban colgados -sus versos digo, no mis años- en un póster enorme que alguien había clavado en la pared de la biblioteca municipal de mi pueblo. Aquel poema se titulaba Viceversa (no sé si sabréis que "viceversa" es, junto con "halo" y "asterisco", y por razones que tampoco voy a desmenuzar aquí, una de mis tres palabras favoritas), y rápidamente me lo aprendí de memoria y me lo recitaba a mí mismo cuando no tenía a nadie a quien recitárselo. Hace unas semanas, el 17 de mayo, Benedetti murió Mario, aquel poeta nacido en Uruguay en 1920. Si hacemos cuentas, vivió ochenta y ocho años, durante los cuales escribió unos ochenta y ocho libros (dejadme creer que los ochenta y tantos que enumeran en las biobibliografías cibernáuticas son exactamente ésos, ochenta y ocho), casi se diría que a uno por año, repartidos entre los distintos géneros: cuentos, dramas, novelas, ensayos, artículos políticos, críticas de cine... y poemas como aquel Viceversa o aquel otro, Táctica y estrategia, escritos sin duda para que el adolescente que fui y otros adolescentes sucesivos que voy siendo se alimenten del sabor y de la pulpa y del poder nutritivo de su amoroso arrullo de palabras. Aunque una biografía de ochenta y ocho años daría para enrollarse un rato y provocar más de un bostezo, yo tan sólo voy a destacar dos aspectos de su vida que me parecen muy importantes para comprender su literatura: el exilio y el asma. Tras el golpe de Estado que los militares dieron en su país en 1973, tuvo que renunciar a un cargo en la universidad de Montevideo y marcharse a vivir a Buenos Aires, de donde pasó después a países como Perú y Cuba, y finalmente se instaló en Madrid. De ahí que en sus textos notemos un fuerte compromiso social y una natural tendencia a defender a los oprimidos y a lo débiles, a los que no tienen donde caerse vivos ni donde levantarse muertos; como él mismo afirma en un poema, le dio la gana de ser parcial y no neutral para mejor defender esas causas perdidas que no podemos dejar de ganar. He dicho también que sufrió el asma, una enfermedad a una sola letra del alma, y que, seguramente por eso, le permitió escribir bellos poemas de amor y desamor, poemas muy directos, poemas que se convirtieron en himnos para quienes, jóvenes o viejos, hombres o mujeres, necesitábamos y aún necesitamos que unos versos nos aclaren sencillamente lo sencillo que es eso del amor y esotro del desamor si uno está dispuesto a querer comprenderlo. Mario murió Benedetti hace sólo unas semanas, el 17 de mayo, pero nos dejó escrito el inventario de su vida y de sus sueños, miles de páginas que reflejan la humanidad de este hombre hecho palabra, o de esta palabra hecha hombre, creo que un me lío haciendo estoy, o viceversa, así que aquí dejo el poema Currículum, que escribió probablemente muy consciente de que alguna vez, en algún homenaje íntimo que se le hiciera tras su muerte, alguien con mi rostro lo pondría en la página de un blog-alforja cuyos retales a menudo hablan de poesía y de poetas. CURRÍCULUM El cuento es muy sencillo usted nace contempla atribulado el rojo azul del cielo el pájaro que emigra el torpe escarabajo que su zapato aplastará valiente usted sufre reclama por comida y por costumbre por obligación llora limpio de culpas extenuado hasta que el sueño lo descalifica usted ama se transfigura y ama por una eternidad tan provisoria que hasta el orgullo se le vuelve tierno y el corazón profético se convierte en escombros usted aprende y usa lo aprendido para volverse lentamente sabio para saber que al fin el mundo es esto en su mejor momento una nostalgia en su peor momento un desamparo y siempre siempre un lío entonces usted muere. M. B. |
martes, 7 de julio de 2009
MARIO MURIÓ BENEDETTI
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3 comentarios:
Nacer, sufrir, amar, aprender y morir. Así de sencillo, de humano. O viceversa. Lo de asmático y exiliado es, por lo visto, una coincidencia "afortunada" en la poesía: José Martí (desterrado), Gonzalo Rojas, Lezama Lima (éste, indiscutiblemente, exiliado interior) o tu también querido Pavese. En fin, fuerza para todos.
Como contrapunto, permíteme recordarte un fragmento del poema 'Triste nº 1':
"Nacemos tristes y morimos tristes
pero en el entretiempo amamos cuerpos
cuya triste belleza es un milagro."
Hace unos días, con motivo de la actuación de Pablo Milanés en La Mar de Músicas, me acordé de Benedetti y su poema 'Yo no te pido', tan excelentemente musicalizado por el cubano:
"Yo no te pido que me bajes
una estrella azul
sólo te pido que mi espacio
llenes con tu luz."
Los poemas de Benedetti siempre se me antojaron más canciones que poemas; quiero decir que nacieron más para ser cantados que para ser leídos.
El exilio, claro está, es un tema recurrente en toda su poesía. Hay un poema soberbio, titulado precisamente 'Viento del exilio', en donde dice cosas que ponen los pelos de punta:
"el viento bate franjas de aluminio
llega de no sé dónde a no sé dónde
y en ese rumbo enigma soy apenas
una escala precaria y momentánea"
El asma, en cambio, parece que prefiere obviarlo. O disimularlo. En un poema titulado 'Síndrome' llega a decir:
"Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles."
Aunque, rizando el rizo (o viceversa), en "Yo no te pido" sí que parece que hiciera cierta alusión:
"Sigue llenando este minuto
de razones para respirar
no me complazcas, no te niegues
no hables por hablar."
En cualquier caso, morirse a los 88... eso sí que es un viceversa. Después de todo, Mario murió palíndromo.
Por cierto, recordado me has en este post a Yoda, el de La Guerra de las Galaxias Maestro Jedi.
!dulaS
Gracias sean dadas a ustedes ambos, Vargas y Sebastián, por nutrir la memoria del poeta Benedetti y ampliar saberes colaterales, tanto sobre el tema del asma y del exilio como por la selección de fragmentos que seha tomado el gusto de rescatar Sebas. Por cierto, "Mario murió palíndromo" es otra genialidad de ésas que, modestamente, dan la talla de los comentaristas amigos o amigos comentaristas de este blog.
!dulaSViCeVeRSalud!
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