si no aciertas a convertir la literatura en una actividad cotidiana, procura que cada actividad cotidiana se singularice como tozudo nutriente de la literatura.
Lo cotidiano sí que es tozudo. Yo creo que, para quienes escribimos, la literatura es una actividad cotidiana (más o menos periódica, más o menos fértil) que se nutre esencialmente de lo cotidiano. ¿Cómo si no habríamos de vislumbrar lo extraordinario?
Nací en Moratalla -un pueblo de montaña situado al sureste de la Península Ibérica- a la hora de la siesta del viernes 20 de enero de 1967.
Libros publicados: IMÁGENES DE ARCHIVO (El Bardo, 1993),
EL OTOÑO DE LOS TRISTES (El Bardo, 1995), NECEDARIUS, VICEVERSAS, ETC. (Aula de Poesía, 1999), COMPENDIO Y ANÁLISIS DE LA LETRA MINERA (Universidad de Murcia, 2006), LIBRO CIUDAD (Renacimiento, 2006), LA SONRISA VERTICAL. UNA APROXIMACIÓN CRÍTICA A LA NOVELA ERÓTICA ESPAÑOLA (Universidad de Murcia, 2006), ADÁN Y OTROS POEMAS DE SÁNCHEZ DEL CASTILLO (Tres Fronteras, 2008), LA SONRISA DEL AHORCADO (Círculo Rojo, 2013), LUZ EN LA NADA (Renacimiento, 2023).
3 comentarios:
Perdón, se había colado una errata.
Lo cotidiano sí que es tozudo. Yo creo que, para quienes escribimos, la literatura es una actividad cotidiana (más o menos periódica, más o menos fértil) que se nutre esencialmente de lo cotidiano. ¿Cómo si no habríamos de vislumbrar lo extraordinario?
¿Pero hay diferencia entre vivir la literatura (que no de la literatura) y literaturizar la vida?
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