Esta ciudad sin mar tiene dos faros: son tus ojos. Elio Alonso Rosales |
miércoles, 9 de septiembre de 2009
lunes, 7 de septiembre de 2009
SOBERBIO
Acabo de interceptar en un diario una cita de Borges (otra más) que no sé si es de Borges (como tantas) pero que viene como anillo al dedo a quien pudiera añadir a su currículum el Nobel Honorífico de Citador Más Citado. Transcribo de memoria, como seguramente transcribió de memoria quien la desliza en un diario adjudicándosela a Borges: "Si volviera a nacer procuraría cometer más errores, no empeñarme en ser tan perfecto". Y tal vez -añado yo- de ese modo sería más feliz, o al menos más humano. |
RELACIONES INTERMITENTES (3)
-Confieso que he pecado, Padre. Tras la rejilla se atisbó un lento balanceo de cabeza, un gesto entre la amonestación y la comprensión que sin embargo aguardaba la aventura sublime del detalle, de esas palabras que con su música amenizan el morbo del delito. -Confieso que he deseado a la mujer del prójimo. -¿Nada más, hijo? -Confieso que he tentado a la mujer del prójimo. -¿Eso es todo? -Confieso que he yacido con la mujer del prójimo. -¿Algo más? -Confieso que no me arrepiento, que pase lo que pase nunca sabré arrepentirme de ésta mi verdad, y que si de algo he de culparme es de que no vuelva a suceder una y cien veces más. -Entonces, en el nombre de Dios, no puedo perdonarte. El arrodillado se irguió y salió del recinto; sin el perdón del Padre, pero ahora reconciliado consigo mismo, esto es, con su breve existencia de homo sapiens que desea y tienta y yace con mujer ciertamente prójima. |
domingo, 6 de septiembre de 2009
TELE (DISTANCIA) SORDO, FONO (SONIDO) MUDO
La historia de tan utilísimo aparato móvil (allende los mares celular) ha venido a modificar el orden de las relaciones, el orden del boca a boca, el orden dentro del desorden existencial de cada cotidianeidad, anclando ese sonido -que se torna canción hortera dependiendo del usuario- en un sonido muchas veces anhelado, otras tantas detestado. Por momentos se desea que suene, que al fin llegue el sms (Su Majestad Soñada), o que la voz del otro lado nos dulcifique las ausencias impuestas; otras muchas querríamos no haberlo escuchado, no haber cedido siquiera a la tentación de rifar una respuesta, para no caer en la red de su hechizo. La historia de tan utilísimo aparato bien podría medirse, en la mismidad de cada uno, como aquel objeto que, sin apenas ser percibido, ha mediado maravillosamente en la gesta de los grandes momentos de la vida. Y luego hablemos de tirarlo o de silenciarlo o de no encenderlo más. ¿Quién lo cree? Ingratos que somos… |
jueves, 3 de septiembre de 2009
RELACIONES INTERMITENTES (2)
Entró secándose el sudor con el faldón de la camisa. Vino hacia la barra tanteando en el vacío y pidió una cerveza que tomó en dos tragos. Luego me hizo una reverencia cómplice y caminó firme hacia la mesa de billar. Susurró algo a la mulata más joven, la del tatuaje en el cuello, y fue ella la que lo guió de la mano, casi altanera, hasta que ambos desaparecieron tras la cortina de canutillos por donde se accede a la planta de arriba. Del ámbito del billar llegó una risotada impúdica que rápidamente fue absorbida por un clásico de Los Chichos. |
martes, 1 de septiembre de 2009
¿PARA QUÉ?
Escribir es siempre pretencioso, pero a fin de cuentas un gesto íntimo que en determinadas ocasiones se torna, además, inevitable, necesario. Publicar, en cambio, es transigir a la vanidad para provocar el efecto patético del elogio o, como mal menor, para satisfacer la tristeza burocrática de un currículum, de un cartel anunciador en la feria literaria. Pero lo más ridículo, al cabo, es leer solemnemente para otros lo que uno ha escrito -hablo de la parafernalia del micrófono, del botellín de agua, de la erótica del púlpito-, porque entonces se revela la farsa toda en la amplitud social del evento, y aquel impulso pretencioso desciende al submundo de las frivolidades, a los terrores de la complacencia. |
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